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El ka y el ba

De acuerdo a los egipcios, todos tenemos un ka y un ba. El primero correspondía a la energía que sobrevivía después de la muerte mientras que el ba era la representación del alma. Ambos tenían una gran importancia en las creencias que los egipcios tenían con respecto a la muerte.

Al momento en el que el individuo moría, el ba abandonaba el cuerpo material y subía al cielo. Sin embargo, cada noche debía bajar a alojarse nuevamente en el cuerpo de la persona muerta. Esto significaba que el alma se movía entre el mundo de los muertos y el de los mortales todos los días.

Ka y Ba
El ka y el ba eran parte de los rituales religiosos de los egipcios.

Características del ka y el ba

Tanto el ka como el ba eran componentes que se necesitaban entre si. De acuerdo a las creencias de los egipcios, si el cuerpo era destruido, eso acabaría con el ba. Por lo tanto, para evitar esto se recurría a rituales de momificación. El ka, al ser la energía que sobrevivía después de la muerte, tenía la oportunidad de vivir dentro de la momia, siempre y cuando esta no se hubiera deteriorado o, si se trataba de una persona importante, en la estatua que la representaba. Cabe destacar que el ka necesitaba de alimentación en forma constante por lo que era normal que se le ofrendaran comidas, bebidas y todo aquello que le serviría al cadáver en el más allá.

Por otro lado, el ba – o el alma humana- estaba representado por un ser con cuerpo de pájaro con cabeza humana. Los pájaros que representaban al ba eran aquellos que los egipcios estaban más habituados a ver tales como los halcones, las garzas reales y también las golondrinas. El ba volaba hacia el mundo subterráneo en búsqueda de la felicidad por toda la eternidad.

En el vuelo, Thoth, el dios egipcio que representaba la magia, la luna, la sabiduría y la escritura, se encontraba con el ba dentro del llamado “salón de las verdades” y, a continuación, dicha alma es juzgada por 42 jueces. El alma tenía que saludarlos uno por uno por sus nombres y prometer que estuvo alejado de los crímenes que ellos mismos castigaban.  Posteriormente, Anubis-  quien era el encargado de conducir a los muertos al tribunal que presidia Osiris- se encargaba de comprobar la inocencia del ba. Para ello, pesaba unas plumas y, si el corazón era más pesado que ellas, esto significaba que el difunto no era inocente y su ba moría de una manera extremadamente cruel.

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