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El término cronopio se encuentra asociado al universo literario de Julio Cortázar. Son unas criaturas con características bien definidas que se aparecen a lo largo de toda la obra cortazariana para dotar de autenticidad las historias más increíbles de un escritor que supo narrar desde un horizonte híbrido en el que realidad y fantasía se dan la mano.

En palabras de Cortázar, un cronopio es un dibujo fuera del margen o un poema sin rima; es decir, algo que se sale completamente de los parámetros y los registros formales y que va a contracorriente de las tendencias y las normas convencionales. Un cronopio era el propio Julio, con esa forma de escribir tan extravagante que hacía pie en las novelas de misterio suecas para desbordar en historias descabelladas pero ancladas en la realidad de una forma difícil de definir.

Cronopio

“Historias de Cronopios y de Famas” es el libro en el que estas criaturas son protagonistas, junto con las Famas y las Esperanzas. Esta obra vio la luz en 1962 y se compone de una serie de cuentos fantásticos en los que Cortázar presenta a estas criaturas, aunque sin dar una descripción exacta de ellas. Los cronopios son verdes, húmedos y sensibles; con eso debería bastarnos para hacernos una idea clara de quiénes son y por qué los inventó Julio.

De todas formas, estas criaturas no nacieron en ese libro. Con anterioridad Cortázar se había referido a ellas; de hecho, las había mencionado unos diez años antes en un texto sobre Louis Armstrong en la revista Buenos Aires Literaria. Desde entonces siempre estuvieron presentes y le sirvieron para referirse a aquellas personas que le inspiraban y que consideraba mágicas y necesarias. En muchas dedicatorias o cartas a sus amigos les llamaba cariñosamente de esta forma.

Características de los cronopios

Los cronopios, según podemos descubrirlo a través de la lectura de la obra de Cortázar, son criaturas de color verde que se destacan por su gran sensibilidad que les vuelve apasionados de la música, la naturaleza y el arte en general. Otro rasgo identitario de estos personajes es su comportamiento espontáneo: no se dejan llevar por las tendencias y todo lo que hacen está regulado (o impulsado) por sus propias creencias, sueños y su deseo. Son además desordenados y suelen pensar en positivo. No obstante, en ocasiones se apodera de ellos la nostalgia que les impide pensar con claridad y los lleva a cometer errores que les complican la vida.

En contraposición a los cronopios las famas son criaturas estrictas y críticas de su propia existencia y en general del mundo que las rodea. Son aburridas y con un escaso don para percibir la belleza de la vida. Van buscando la popularidad y cuanto mejor sea lo que se diga de ellas, más especiales se sienten. Son también muy organizadas y planifican al dedillo cada acción, analizando las posibles consecuencias de sus actos.

En este punto se vuelve imprescindible aclarar que el término cronopios no guarda vínculo alguno con el personaje mitológico ni tampoco con el prefijo que sirve para referirse al tiempo o a algo que tenga relación con él; es una más de las curiosidades y misterios de Cortázar que nunca terminaremos de desvelar.

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