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Agua mineral

El agua que se extrae de las capas subterráneas del suelo y que contiene un alto porcentaje de diversos materiales minerales que la vuelven rica en nutrientes y apta para el consumo humano se conoce como agua mineral. En sus orígenes el agua mineral iba a recogerse directamente de las fuentes: desembocaduras de ríos montañosos o estanques ubicados en climas fríos; al día de hoy, sin embargo, el agua mineral se comercializa embotellada y puede conseguirse en cualquier tienda de alimentación.

Dependiendo del suelo del que sea extraída el agua mineral recibe diversos nombres. Así tenemos el agua bicarbonatada (que contiene un alto contenido de bicarbonatos), el agua clorurada (con más de 200 mg/l de cloruro) o sódica (con un altísimo contenido de sodio), por nombrar tan sólo tres. Dependiendo de las necesidades nutricionales de quien desee consumirla, será recomendable decantarse por una u otra.

El agua de mar como alternativa al agua mineral

Desde hace varios años hemos asistido a una época donde el discurso ligado a la mejoría en nuestra calidad se encuentra lleno de falsos mitos: la necesidad y las bondades del agua mineral son uno de ellos. Si bien, es sumamente positivo beber agua potable, los minerales que consumimos en el agua mineral no podemos aprovecharlos correctamente y la mayor parte de ellos se pierden en el camino. De hecho, de un tiempo a esta parte este mito ha ido rompiéndose al poner sobre la mesa la existencia del agua de mar que posee muchos más beneficios para el organismo y que dada su composición nos permite aprovechar mejor los minerales y nutrientes que nuestro cuerpo necesita.

Fue el científico Philippe Goeb quien descubrió que la forma en la que funciona la vida (y se desarrolla) en el océano es muy similar a la manera en la que lo hace nuestro organismo. Numerosas investigaciones le llevaron incluso a comprender que los movimientos celulares en el océano y en los mamíferos son análogos. Si bien generalmente los tratamientos con agua de mar son de tipo externo (mediante baños y aplicaciones sobre la piel), existe también la opción de beber agua de mar para incorporar directamente en nuestro organismo sus ventajas. Al igual que ocurre con el agua mineral, el agua de mar se comercializa en botellas que pueden adquirirse en herbolarios y tiendas de alimentación especializadas.

Los beneficios del agua de mar son muchísimos; tal es así que desde tiempos antiquísimos se utiliza para tratar determinadas enfermedades crónicas (como la artrosis o enfermedades musculares). Si tenemos en cuenta que muchas enfermedades tienen lugar por una intoxicación celular que vive nuestro organismo, al tomar o bañarnos en agua de mar (que tiene una composición similar a nuestra sangre) podemos limpiarnos completamente y equilibrar la estructura celular de nuestro organismo.

Nuestra incapacidad para absorber los minerales del agua mineral nos impide aprovechar las propiedades que ésta tiene, sin embargo, con el agua de mar no ocurre eso porque teniendo en cuenta que su estructura celular es similar a la de nuestra sangre, al beberla inmediatamente sus propiedades pasan a incorporarse a nuestro flujo sanguíneo aportandonos los beneficios que necesitamos para vivir en equilibrio.

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