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La quimera era un monstruo mitológico que tenía un gran tamaño y que expulsaba fuego por la boca. De acuerdo a las escrituras antiguas, se trataba de un monstruo invencible cuya cabeza era como la de un león, aunque en ocasiones también se la representaba con dos cabezas: una de cabra y la otra de león. Su cuerpo era de cabra y la cola era de dragón. El vocablo quimera proviene del latín chimaera cuyo significado es “animal fabuloso”.

De acuerdo a la leyenda, Quimera era la hija del dios Tifón, quien a su vez era hijo de Gea y de Equidna quien era una víbora mitológica. Cuenta la leyenda que el monstruo consideraba el territorio de Asia Menor como propio y que devoraba animales a su paso provocando el pánico en la población.

Quimera
Representación de una Quimera

Belefonte, quien era hijo de Poseidón, consiguió hacerle frente y así pudo destruirla al colocar un trozo de plomo en la punta de su lanza. Quimera fue quien le dio vida al León de Nemea y a la Esfinge al unirse con Ortro, un perro de dos cabezas que era hijo de Equidna y de Tifón.

La Quimera en la mitología

De acuerdo a la mitología romana, la Quimera era representada solo por las dos cabezas, una de ellas de león y la otra de cabra. Esta última surgía directamente desde el lomo de la bestia. Existían otras descripciones que le agregaban más cabezas. Algunas personas creían que la Quimera contaba con una cabeza de león, otra de dragón o de serpiente que crecía de su cola y una tercera que salía desde su lomo que era de macho cabrío.

Inclusive, también le llegaron a dar una nueva descripción agregándole una cabeza más que era de dragón, la cual salía del lomo al igual que la de macho cabrío.

En la mitología china, también habla de la existencia de quimeras. Muchos estudiosos occidentales unieron ciertas figuras del arte chino con este monstruo fabuloso. En este caso, el vocablo era asociado con monstruos de cuatro patas que poseían alas. Eran un híbrido proveniente de los leones y se los conocía con el nombre de bìxié o 辟邪 como se escribe en chino. También eran asociados a los tianlu e inclusive a los qilin.

Cabe destacar que también tenían barbas de chivo. En el principio se los denominaba Ruìshòu que en chino se escribe como 瑞兽. Se dice que eran los encargados de proteger las tumbas y también tenían la capacidad de dispersar los espíritus negativos.

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