Se le llama herejía al conjunto de ideas ya sea de índole religioso, dogmático o político que son rechazadas por las autoridades. Este tipo de preceptos se puede ver en la iglesia Católica, sobre todo en la Edad Media cuando surgió la Santa Inquisición que se fundó para combatir las ideas contrarias a las establecidas por la iglesia.
El vocablo herejía proviene del idioma griego (αἱρετικός que se lee como hairetikós) cuyo significado es “libre para elegir”. Esto nos da la pauta que la palabra, desde su origen, nos indica que cualquier persona tiene el derecho a seleccionar lo que desee a pesar de ser contrario a los preceptos impuestos por la sociedad, la religión o la política.
Si bien la herejía puede ser tomada como una especie de “capricho moderno”, por decirlo de alguna manera. Sus ideas se contraponen con lo que está escrito en el momento en el que surge, podemos asegurar que esto no es así y que las ideas solo se contraponen a un tipo de actividad en especial como ocurre con los dogmas de la iglesia católica en particular.
La herejía dentro de la Biblia
Como no podía ser de otra manera, la herejía es nombrada en la Biblia en diferentes capítulos. Es importante aclarar que el término siempre se refirió a la diferencia de ideas con los dogmas que tenían quienes practicaban el cristianismo.
Pedro, uno de los discípulos de Jesús, fue quien utilizó este vocablo en sus escritos. “Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.” (2:1).
Aquellos que practican la herejía son llamados herejes. Este último calificativo incluye también a personas que son de la misma religión cristiana, pues los judíos llamaban así a los católicos. “Pero te confieso esto, que conforme al Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas” (Hechos 24:14).
La herejía en la Edad Media
Después del Concilio de Nicea que sucedió en el año 325 de nuestra era y de Constantinopla en el año 381, se procede a instaurar a la Iglesia Cristiana como la religión oficial. Desde ese momento, el culto mantendrá una relación tirante con aquellas personas que no comparten sus ideas. Como es cada vez mayor el descontento, los altos miembros de la Iglesia Católica crearon la Santa Inquisición que se encargaba de castigar severamente a todas aquellas personas que estuvieran en contra de los dogmas de la religiosos.