La depresión es un sentimiento prolongado de tristeza presente en una persona, en este caso en un infante. Esta patología afecta a su vida social, así como también su día a día. El niño depresivo no querrá salir de su casa bajo ningún concepto, ya que la seguridad de su hogar es mejor que la vida fuera de la misma.
Esta enfermedad es un trastorno presente en los seres vivos que afecta al estado de ánimo. La depresión incapacita al niño, no permite que realice sus actividades cotidianas ya que afecta tanto al individuo que no se sienten con ganas de hacer cosas. Es un 3% de la población infantil la que posee depresión.
La falta de madurez en un niño es una forma de hacer vulnerable al infante frente a la depresión. Al no tener madurez emocional y no poseer las capacidades para expresar lo que sienten y controlar sus sentimientos, es difícil comprender que les sucede.
La depresión infantil posee las mismas características que la presente en los adultos. Para caracterizarse como depresión, debe tener por lo menos dos semanas de duración para ser catalogada como tal. Al mismo tiempo, la depresión debe estar presente a partir de ningún tipo de estupefaciente o drogas.
Aparte de durar dos semanas, la depresión en el niño debe presentar por lo menos dos de estos sentimientos: un gran cambio en su humor, siendo este irritable. Como los infantas no pueden describir que es lo que sienten, por su falta de expresividad emocional, no pueden indicar que es realmente lo que los aqueja. La manera de manifestarse es mediante una conducta o una acción, así como también una expresión facial.
Otra característica que presentan los niños deprimidos es la falta de interés en las cosas que antes disfrutaba. Este sentimiento se manifiesta, también, hacia el entorno que lo rodea y el niño no es capaz de jugar con alegría o de realizar con entusiasmo las actividades del colegio. No disfrutan de jugar con sus amigos ni con su familia.
La falta de energía está relacionada con la característica anterior, siendo también una presente en la depresión del niño. No quiere jugar con sus amigos ni con su familia, tampoco disfruta de las cosas que antes si lo hacia y no desea ir al colegio. No quiere interactuar con nadie y se lo ve cabizbajo. Si estas características están presentes en un niño, es posible que presente depresión.
El tratamiento de la depresión infantil
El primer paso para este trastorno es identificarlo. Los padres deben ser sujetos presentes en la vida del niño para observar los cambios en la actitud y en sus sentimientos. Un cambio brusco en sus ganas y energía pueden ser indicios de que algo está ocurriendo con el infante.
Ante estos cambios de personalidad y actitud, los padres deberán llevar al niño con un psicólogo que pueda determinar que es lo que está aconteciendo con el infante. A través del mismo, es posible encontrar la raíz del problema. Cuando la depresión es muy grave, es probable que se introduzcan ciertos fármacos que alivien los síntomas.