Febrícula es una palabra que proviene del latín febricŭla que se traduce a nuestro idioma como “fiebre ligera”. Es una palabra muy común en el idioma médico e indica temperatura moderadamente elevada que tiene una duración prolongada.
La febrícula, que también se conoce como hipertermia, es el incremento de la temperatura del cuerpo debido a algún tipo de patología. La persona con febrícula suele tener temperaturas que superan los 37ºC pero que son inferiores a los 38ºC. Se trata de un evento que puede darse por una infección, un virus o un hecho que provoca nervios.
Causas de la febrícula
La febrícula, al igual que la fiebre elevada, no es la causa de anomalías sino que es uno de los síntomas de las mismas. Al medir la temperatura y constatar que supera los 37ºC, esto significa que se debe realizar una investigación para dar con el origen del problema y así poder resolver cuáles serán los pasos a seguir.
El padecer de hipertermia no siempre tiene que ver con gripes o resfríos. También significa que puede haber un trastorno psicológico latente. Es por ello que el diagnóstico no debe apresurarse, sino que hay que tomar todos los recaudos necesarios y hacer los estudios correspondientes para saber cuál es el origen del padecimiento.
La fiebre, al igual que la febrícula es un mecanismo de defensa del organismo, es decir que es una reacción del cuerpo ante un agente patógeno que quiere invadirlo. Sin embargo, cabe destacar, que muchas veces la febrícula no tiene ningún tipo de asociación de este tipo. Esto significa que muchas veces pasa desapercibida.
Cuándo consultar con el médico
En el caso de que la febrícula aumente o no ceda a pesar de haber suministrado antitérmicos de venta libre como el paracetamol o el ibuprofeno, es necesario acudir a un médico para que realice el diagnóstico correspondiente y que indique cuáles son las acciones a tomar para que el estado febril disminuya hasta desaparecer.
¿Cómo saber si se trata de febrícula o de fiebre?
Las personas que no están dentro del ámbito médico siempre tienen problemas para saber si es fiebre o febrícula. Esto, como consecuencia, puede llevar a que la persona tome una decisión errónea para tratar dicha enfermedad. El problema principal se encuentra en los niños pequeños y en los bebés, pues ellos no pueden y no saben expresar cómo se sienten y es muy difícil actuar en consecuencia.
La febrícula es muy común en niños desde el nacimiento a los 3 años. Como es muy fácil cometer errores, se aconseja que, ante cualquier diferencia con la temperatura -es decir más de 36,5ºC -, se lleve al niño al pediatra para que él nos indique cuáles son los pasos a seguir.
La manera de saber si el niño evoluciona bien es medir la temperatura cada 15 o 20 minutos. En caso de que no baje luego de suministrar un antitérmico, se debe mantener al pequeño con ropa liviana, hay que bañarlo con agua tibia y darle muchos líquidos claros para que beba, pues si sube demasiado puede provocar deshidratación.