Celos, para la Real Academia Española, puede adquirir cerca de unos siete significados diferentes. Sin embargo, la acepción más difundida es la que los define como la sospecha, inquietud y temor de que la persona a la que amamos haya puesto, o pueda poner, su afecto en otra persona. La gran mayoría de la población cree que los celos no son otra cosa que un sistema de alarma que poseemos para ponernos al tanto de la posibilidad de dejar de ser depositarios del amor de nuestro ser querido ante la presencia de otra persona, un tercero, ajeno a la pareja.
Las personas que experimentan celos también sienten una profunda sensación de abandono o exclusión.
Así y todo, esa misma mayoría (o una parte ligeramente menor en cantidad) puede llegar a afirmar que los celos son algo totalmente natural.
Si tengo celos es porque te quiero
Esta declaración, compartida por muchas personas que pretenden justificar el hecho de experimentar celos, es totalmente falsa. A decir de muchos especialistas, los celos no son otra cosa que una respuesta emocional ante el miedo de perder algo (una persona o una cosa) que creemos firmemente que nos pertenece por el solo hecho de tenerle un gran afecto.
Creer que la persona destinataria de nuestro afecto es, por ello mismo, nuestra propiedad es una de las cuestiones básicas del comportamiento sobre el que hemos sido criados. Nos apropiamos de todo lo que nos gusta y/o disfrutamos; queremos que esté siempre disponible para nosotros.
Llegado a este punto, no estamos hablando de amor, sino de posesión.
¿Qué son los celos?
Decíamos más arriba que los celos son una respuesta emocional ante el miedo a perder a la persona que amamos, y que esa respuesta se debe a que la creemos nuestra propiedad. Partiendo de estas dos ideas, está claro que los celos son una patología que sufren ciertas personas experimentando un sentimiento profundo de abandono, de ser objetos de una burla y de ser reemplazables.
Semejante padecimiento puede transformar a la persona celada, llevándola de ser el depositario de nuestro amor a ser el depositario de nuestro más profundo odio dentro de una tormenta de emociones que escapan a todo intento de razonamiento.
Es bajo estas circunstancias en las que aparecen las agresiones, tanto físicas como psicológicas.
Los celos en el cine
Como sucede con todas las pasiones humanas, los celos han sido objeto de fomentar el desarrollo de historias que han sido llevadas a la pantalla grande. Hagamos un repaso de algunas de ellas:
Otelo
Basada en la clásica historia escrita por William Shakespeare, nos cuenta una tragedia generada por los celos, donde estos se presentan como una salvaje fuerza destructiva. Existen, también, películas que adaptan la obra de Shakespeare a otras culturas, manteniendo la esencia original.
Alma en la sombra
Esta película de 1941y dirigida por W. S. Van Dyke, nos cuenta cómo un marido celoso trama un plan para deshacerse de un empleado porque siente que quiere quitarle a su esposa.
Carmen
Al igual que la ópera de Georges Bizet, esta película se basa en la novela homónima de Prosper Mérimée, donde los celos son el motor principal para contar la historia de la gitana que da nombre a la obra.
Un tranvía llamado deseo
Dirigida por Elia Kazan en 1951 y basada en la obra de Tennessee Williams, esta película nos cuenta una historia desgarradora donde los celos, la envidia y las relaciones amorosas se muestran con total crudeza.
Naturalmente, existen muchas más, pero basándonos tan solo en las expuestas, podemos decir que todas coinciden en mostramos los celos como un sentimiento totalmente negativo.